En su notable libro sobre La era del capitalismo de la vigilancia, Shoshana Zuboff recuerda el Edicto de los reyes de España de 1513, que dictaba que los soldados tenían que leer un “Requisito” a los indios de América, preguntándoles si aceptaban someterse: “Declaramos que es de conocimiento público que Dios es uno e indivisible, que hay una sola esperanza, un solo Rey de Castilla, dueño de estas tierras: manifestar sin demora y jurad vuestra lealtad al rey de España, como sus vasallos".
Para establecer las tareas de la Sanidad Pública en 2021 es imprescindible hacer un balance de 2020, e inevitablemente hacerlo del impacto de la pandemia del covid19 en nuestro país.
Persons with substance use disorders (SUD) in the United States have been disproportionately affected by the Covid-19 pandemic — not only are they, like patients with other chronic dis-eases such as diabetes, at increased risk for se-vere disease and death due to Covid,1 but data show that overdose deaths have increased during the pandemic.2 Furthermore, there is significant overlap between populations with SUD and those facing housing instability and homeless-ness, domestic and sexual violence, and incar-ceration — social conditions that increase Covid risk.3 To date, only persons who use tobacco, not substances such as opioids, are being prioritized for early vaccination.4
Covid-19 has devastated refugees and asylum seekers in U.S. federal detention centers, but there has been recent cause for optimism.
The Trump administration, however, has devised a work-around for vaccine distribution that jeopardizes the prospect of immunizing detainees, further endangering this vulnerable population.
En otoño, este centro de Oiartzun, con el 80% de las plazas concertadas por la Diputación, ya vetó la campaña de vacunación contra la gripe estacional
La directora antivacunas de un centro de día en Oiartzun (Gipuzkoa), Aiton-Etxe, se ha situado a sí misma por encima de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), del Ministerio de Sanidad y del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) y ha enviado una circular a las familias de los usuarios en la que les informa de que "se ha decidido no administrar" la vacuna contra la COVID-19, a la que ni siquiera llama por su nombre. En su escrito alude, entre otros argumentos, a "efectos secundarios graves a corto plazo", a que es "un producto en fase experimental" y a que "cualquier vacuna requiere ser investigada entre cuatro y diez años" y que no puede funcionar "en unos pocos meses, como es el caso". No solamente eso: hace unos meses se negó a suministrar la vacuna contra la gripe estacional y los mayores que quisieron recibirla tuvieron que pedir cita en su centro de salud.
Tras dos años de intenso debate público, el Senado argentino ha aprobado la ley que permite interrumpir voluntariamente el embarazo hasta la 14ª semana de gestación. Deroga así una ley muy restrictiva de 1921 que solo permitía abortar en caso de violación o riesgo para la vida de la madre y que durante 99 años ha condenado a las mujeres argentinas a abortar en la clandestinidad bajo la amenaza de ser juzgadas y condenadas a penas de cárcel si eran descubiertas. Finalmente, la movilización social de las mujeres en favor del derecho a decidir sobre el propio cuerpo ha permitido levantar un tabú ancestral y concienciar a una mayoría de los senadores sobre la necesidad de cambiar una ley anacrónica e injusta.
Responses to police brutality and the disproportionate effects of COVID-19 among ethnic minority populations have widened realisations about racism, and social and health inequities.1 Typically, medical institutions such as the Association of American Medical Colleges outline their position against racism1 separately from their mission for achieving gender equity.2 However, in western settings, the downstream effects of medical education on doctors and patients is shaped by patriarchal and colonial histories and values.3,4 Patriarchal cultures in medicine constrain women doctors’ career choices and progression internationally.
We read with interest the articles by Estella Ektorp1 and Nathan Peiffer-Smadja and colleagues,2 which reported receipt of death threats and cyber harassment in Brazil, France, and Switzerland after publication of studies that did not demonstrate clinical efficacy for chloroquine and hydroxychloroquine in COVID-19.
El éxito de la inmunización ante el coronavirus no será completo sin justicia global y claridad en las relaciones entre gobiernos y fabricantes.
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A lo largo de 2020 la Oficina del Delegado de Protección de Datos (DPO) de la Fundació TICSALUT en colaboración con un equipo multidisciplinar coordinado por la Dra. Itziar de Lecuona, subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho – Cátedra UNESCO de Bioética de la Universitat de Barcelona, han desarrollado una metodología y una herramienta ágil para llevar a cabo una EIPD en salud basada en el modelo de la Autoridad Catalana de Protección de Datos.
La propuestase ha adaptado a las necesidades específicas del ámbito de salud para evaluar los tratamientos de datos personales en procesos de investigación e innovación. Los resultados son una metodología y una herramienta ágil, que permite una autoevaluación para detectar riesgos en el tratamiento de datos personales y su mitigación mediante un lenguaje sencillo; con definiciones y ejemplos para identificar a los actores y describir los tratamientos, y que permite medir los riesgos para establecer un plan de acción.
En definitiva, la propuesta ayuda al responsable del tratamiento y a los agentes que intervienen en la toma de decisiones con propuestas automatizadas y permite analizar de manera pormenorizada el ciclo de vida de los datos personales implicados. Conviene destacar que la EIPD incluye apartados específicos para evaluar el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. Así mismo, la herramienta incorpora mecanismos para recoger el resultado del asesoramiento y la valoración del Delegado de Protección de Datos correspondiente.
Las EIPD permiten ejercer la responsabilidad proactiva y una adecuada gestión de los riesgos en los tratamientos de datos personales, tal y como establece la normativa sobre protección de datos desde 2018 (Reglamento General de Protección de Datos). Precisamente, con esta propuesta, que está disponible en acceso abierto, la Oficina del DPO contribuye a homogeneizar y estandarizar la metodología y los criterios para llevar a cabo la tarea de evaluación a las entidades de salud, profundizando en aquellos aspectos y particularidades del sector de forma coordinada y sistematizada.
Hoy, 17 de diciembre de 2020, la Oficina del DPO y el equipo coordinado por la Dra. Itziar de Lecuona y conformado por Ricard Mas –ingeniero industrial y consultor experto en operaciones y transformación digital- y Paula Subías –matemática y especialista en ciencia de los datos aplicada en el ámbito de la salud-, han presentado la metodología y la herramienta mediante un caso de uso a los Coordinadores de Protección de Datos de las entidades adheridas al DPO de Salut (TICSALUT).