Supermarket support and rising use of sexed semen expected to help UK farmers meet new welfare rules by the end of 2021.
Richard Horton1 noted how the COVID-19 syndemic is increasingly promoting social division on the basis of wealth, race, and in many other ways. I would like to address this point with reference to age.
As the world approaches 1 million deaths from COVID-19, we must confront the fact that we are taking a far too narrow approach to managing this outbreak of a new coronavirus. We have viewed the cause of this crisis as an infectious disease. All of our interventions have focused on cutting lines of viral transmission, thereby controlling the spread of the pathogen. The “science” that has guided governments has been driven mostly by epidemic modellers and infectious disease specialists, who understandably frame the present health emergency in centuries-old terms of plague. But what we have learned so far tells us that the story of COVID-19 is not so simple. Two categories of disease are interacting within specific populations—infection with severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2) and an array of non-communicable diseases (NCDs). These conditions are clustering within social groups according to patterns of inequality deeply embedded in our societies.
Barcelona lidera un proyecto europeo para reproducir las condiciones del feto en el útero fuera de la madre.
Cada año nacen alrededor de 25.000 niños prematuros en Europa, de los cuales sobreviven entre el 25 y el 75% de ellos, en función de las semanas de gestación. De estos, la mayoría tienen secuelas de por vida, algunas muy graves, que pueden afectar su desarrollo cognitivo, cardiovascular y respiratorio, entre otros.
Con el objetivo de mejorar el pronóstico de estos bebés, arranca un ambicioso proyecto europeo que pretende crear una placenta artificial que recree las condiciones que tiene el feto dentro del útero de la madre.
Este 2020 se han cumplido 25 años de la fundación del Observatorio de Bioética y Derecho (OBD) de la Universidad de Barcelona y, aunque en los tiempos de pandemia y de crisis que nos toca atravesar no es el momento de celebraciones ni de fastos, no queremos que un hito tan señalado pase sin dejar constancia de ello y agradecer a todos los que han hecho posible estos 25 años de trabajo bien hecho.
Pueden encontrar un breve resumen de lo realizado y una selección de fotos de estos años en los que hemos podido celebrar tantas cosas.
¡Gracias de nuevo y enhorabuena a todos!
Este lunes 7 de diciembre se aplicarán las primeras vacunas contra el Covid-19.
El capitalismo no funciona sin sexismo y sin racismo
El sociólogo y ensayista portugués Boaventura de Sousa Santos es el gran pensador actual de los movimientos sociales, autor de una extensa obra en la que se destacan títulos como "Una epistemología del sur", "Democracia al borde del caos: Ensayo contra la autoflagelación" y "El fin del imperio cognitivo" se ocupa desde hace décadas de radiografiar la vida y los modos de subsistencia de las comunidades más vulnerables, un radio de acción que lo llevó a documentar desde las condiciones de un campo de refugiados en Europa hasta las formas de organización de las comunidades originarias de Amazonia o los barrios populares de Buenos Aires.
Académicos y desarrolladores coinciden en la necesidad de regular conceptos como la privacidad de los datos del cerebro o la identidad mental antes de que la tecnología capaz de interactuar con el cerebro llegue al mercado
Cuenta Rafael Yuste, prestigioso neurobiólogo y profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York), que la preocupación real por los neuroderechos comenzó con los tratamientos con estimuladores cerebrales en pacientes de párkinson o depresión. "Esos estimuladores suelen consistir en un electrodo que transmite corriente y disminuye los síntomas. A veces algunos de esos pacientes y sobre todo sus familiares, se quejan a los médicos de que cuando encienden el estimulador les cambia la personalidad. Que se convierten en otra persona. También puede pasar que el paciente diga que prefiere esa personalidad de cuando lleva el estimulador puesto".
Recent announcements that some Covid-19 vaccines are estimated to have high short-term efficacy provide new hope that vaccination will soon contribute to controlling the pandemic. The initial roll-out of limited quantities of vaccines that are still investigational will provide the opportunity to ethically obtain piv-otal data to improve regulatory and public health decision mak-ing, thereby increasing public and professional confidence in these and other vaccines.
About 400000 transgender people live in China.1 These individuals might not have equal rights at work or equal rights to education and thus many find themselves unable to fully participate in society or experiencing suicidal ideation.