La Ley General de Sanidad de 1986, según la cual los principios y criterios que permiten el ejercicio en España de este derecho son los siguientes: Financiación pública, universalidad y gratuidad de los servicios sanitarios en el momento del uso; descentralización política de las prestaciones sanitarias en las Comunidades Autónomas y prestación de una atención integral de la salud procurando altos niveles de calidad debidamente evaluados y controlados. Fue la puesta en marcha de esa ley –que costó el puesto al gran ministro y político que fue Lluch, luego asesinado por ETA en un acto de heroísmo sin precedentes del que se pueden sentir muy orgullosos los gudaris, lo que permitió el impresionante desarrollo del sistema de Salud Pública en todo el Estado español, que ha llegado a ser uno de los mejores del mundo si juzgamos por un hecho tan objetivo como la esperanza de vida: ochenta y cinco años para las mujeres y setenta y nueve para los hombres, ello pese a que los recortes y privatizaciones decretadas por el Partido Popular han hecho que descienda unas décimas en 2013, hecho que no tenía precedentes en las últimas tres décadas.
http://www.nuevatribuna.es/opinion/pedro-luis-angosto/salud-no-negocio-privatizarla-crimen/20130925171759096730.html