Máster en Alimentación, Ética y Derecho

Cátedra UNESCO de Bioética

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Opinión de Mina Piekarewicz Sigal

Miembro del Colegio de Bioética A.C., México
 
El Máster en Bioética y Derecho (MDB) ofreció a una socióloga ―aparentemente distante del universo de la ciencia y las biotecnologías― la posibilidad de observar, analizar y comprender el mundo complejo en el que vivimos, y encontrar soluciones viables desde una perspectiva integral, ajena tanto a dogmas como a la superespecialización médica, filosófica o jurídica, y acorde con los valores de nuestro tiempo.

El Máster se imparte a través de unidades articuladas entre sí, compuestas por lecturas, debates, ejemplo de casos, contraste de opiniones con docentes del más alto nivel y con una gran diversidad de compañeros y colegas ―médicos de UTIs, enfermeras, filósofos, juristas, sociólogas, pediatras― un microcosmos en sí mismo.

En tanto que conjugación de saberes, la bioética permite la comprensión del desarrollo histórico, social, biológico de los seres vivos y de nuestro entorno, desde la evolución de la estructura neurofisiológica necesaria para el surgimiento de la conciencia y del lenguaje que distinguen a los humanos de otras especies, las leyes que rigen la organización de nuestras sociedades y la intervención de poderes fácticos que producen y reproducen las bases de la desigualdad y la injusticia, las oportunidades y los riesgos que ofrecen el acelerado desarrollo de la ciencia y de las biotecnologías, la urgencia del apego a los principios de los Derechos Humanos que constituyen, acaso, la única barrera contra la destrucción y la autodestrucción.

El MDB nos permite edificar nuestro entendimiento sobre bases sólidas, científicas y racionales; desechar dogmas y mitos; dotarnos de herramientas teóricas y prácticas para construir un puente al futuro que asegure la supervivencia de la humanidad y del planeta mismo ―esto es, responder a la convocatoria del científico y humanista Van Raessenlander Potter, creador del concepto bioética―.

Pese a lo avanzado en este campo, resta difundir la bioética en materias cotidianas: el inicio y el fin de la vida, los trasplantes, las epidemias, la investigación en seres humanos, la regulación de la medicina y el uso de las biotecnologías, el cuidado de la ecología, la Declaración sobre Bioética y Derechos humanos ―y otras tantas temáticas que individuos y sociedades conocen de cerca y en cuya normatividad y debate han de participar por cuanto todo ello afecta la vida, nuestras vidas―.

Por último, la bioética nos convoca a mantenernos alerta ante la inmensa creatividad de los humanos, que ―lamentablemente― marcha a la par de nuestras pulsiones destructivas.