Winston Churchill, muy dado a enunciar frases para la posteridad, escribió en 1931 algo que en su momento debió sonar a que se había tomado tres whiskys de más: «Debemos escapar de lo absurdo que es criar un pollo entero para comer la pechuga o el ala, y sustituirlo por el crecimiento de estas partes por separado en un medio adecuado».