Son tantos los famosos, famosas y famosillos que se han sumado a la grotesca moda de arrancar bebés de las entrañas de sus madres que la lista empieza a hacerse interminable. [...] En España, [...] la alteración de la filiación que se da siempre en la subrogación aparece tipificada como delito en el Código Penal que subraya que quienes entreguen a un menor mediante una compensación económica, quienes lo reciban, y los que intermedien, serán castigados con penas de prisión que van de los seis meses a los cinco años. ¿Cómo se come entonces que durante la celebración de las fiestas del Orgullo un grupo de personas compradoras de bebés (la mayoría, hombres) se hayan paseado con algarabía bajo un cartel que rezaba "Son nuestros hijos" y que no haya existido ni media condena por parte de nuestra ministra?