Súbitamente, con el siglo XXI, nos hemos sumergido en la era de la inteligencia artificial (IA) y las máquinas pensantes: un sueño utópico para algunos y una pesadilla distópica para otros, que hoy se ha vuelto una realidad inquietante. Lo cierto es que, cada vez más, nuestras vidas están mediadas, e incluso determinadas, por algoritmos y sistemas autónomos que toman decisiones en ámbitos tan fundamentales como la salud, la educación y la economía. ¿Acaso este avance tecnológico alberga algún tipo de amenaza? ¿Qué sucederá cuando el ser humano abandone por completo sus raíces, sus formas, sus modos, su vínculo con la naturaleza, su lenguaje y su cultura en favor de un completo dominio de la técnica?