La subrogación de la maternidad es hoy una de las más prometedoras industrias globales emergentes, y lo es en la más clásica tradición capitalista: pura extracción de la naturaleza con enormes márgenes de beneficio y perspectivas de crecimiento apabullantes (en 2022 el negocio se ha estimado en 14.000 millones de dólares, las perspectivas para 2032 son de 129.000 millones*). Todo apunta a que la subrogación de la maternidad será la forma de extractivismo más característica del nuevo capitalismo transhumanista del siglo XXI.