La denuncia a un bar de Albacete que cobraba el acceso sólo a los chicos abre el debate sobre esta práctica que trata a la mujer como objeto de reclamo, quien deja de pagar la entrada en dinero para 'abonarla' con su cuerpo. Los empresarios madrileños del ocio nocturno reclaman incluir dentro del derecho de admisión las agresiones sexistas de cualquier tipo.