Ibuprofeno se ha convertido desde hace años en el medicamento estrella de todos los botiquines, bolsos, carteras y maletas de viaje, como la mejor solución para el más mínimo dolor, propio o ajeno, porque una gran mayoría de personas no solo lo llevan para su uso particular, sino para “prescribirlo” a quien se queje de cualquier dolor en una reunión, una fiesta, en la playa, en el trabajo, o como tratamiento de una resaca, y siempre por supuesto que con el fin solidario de contribuir a mitigar el dolor, pero sin tener en cuenta que se trata de un medicamento, que como todos, tiene efectos secundarios, contraindicaciones e interacciones con otros fármacos, como por ejemplo los antihipertensivos. Y es que el “riesgo cero” no existe.